La agricultura familiar tiene un importante papel socioeconómico, ambiental y cultural.
Rescata los alimentos tradicionales, contribuyendo a una dieta
equilibrada, a la protección de la biodiversidad agrícola del mundo
y al uso sostenible de los recursos naturales.
Existen investigaciones que aseguran que a través de la construcción de huertas en las escuelas han descendido los niveles de agresiones, discriminación, violencia verbal, fortaleciéndose valores como: compañerismo, solidaridad, paciencia, etc.
Junto al proyecto de forestación, cultivar el amor por la naturaleza y también por el planeta, a través de un sentimiento ecológico permanente y transferible.